Todas las veces que he ido a mi Coruña acabo en el mismo sitio, en los Jardines de Méndez Núñez nº3, 15003, La Coruña: el Kiosco Alfonso, la gran joya modernista coruñesa.
El Kiosco Alfonso contiene exposiciones artísticas, informativas, fotográficas, de diseño industrial y gráfico, arquitectónicas, holográficas, así como conferencias, mesas redondas y ediciones de catálogos. Tengo que decir, con orgullo herculino, que es accesible para personas con discapacidad y normalmente se puede visitar de lunes a domingo de 12 a 14 y de 18 a 21 horas. El coste de la entrada es cero.
El mítico edificio depende del Servicio Municipal de Cultura. Para exponer en el Kiosco Alfonso hay que formular una petición al Ayuntamiento, donde el artista debe incluir su curriculum, lugares en que ha expuesto y clase de pintura o fotografía. El local se cede de forma gratuita o se alquila.
A principios del siglo XX los jardines del Relleno coruñés bullían de animación en este nuevo espacio ganado al mar. Se daban cita los habitantes de la ciudad para pasear. Eran los años de la Belle epoque. Y proliferaban las atracciones feriales y los recintos dedicados al ocio. Pronto destacaron los kioscos, en número no inferior a diez, que eran al principio unos sencillos chiringuitos (aguaduchos, que era como se les llamaba entonces), de reducidas dimensiones, construidos en madera, y donde se expedían refrescos y bebidas en general (de ahí el nombre).
Sin embargo, la repentina prosperidad de estos locales animó a los dueños a ampliarlos y perfeccionarlos, siendo el kiosco Alfonso el primero en obtener del ayuntamiento, en 1906, autorización para crecer, cubriendo una superficie de unos 50 metros cuadrados que incluía un espacio exterior o terraza protegida por toldos apoyados en ligeras columnas de hierro.
En 1909 el empresario consiguió permiso para cerrar el perímetro con vidrieras portátiles para los días de mal tiempo. Tres años después empezó la construcción del edificio actual. Casi a la vez, los kioscos situados a izquierda y derecha del Alfonso emprendieron sus propias reformas, dando lugar al Salón Cinema Coruña (actualmente Hotel Atlántico) y al edificio conocido como La Terraza (que hoy se encuentra en la villa de Sada). Todos ellos fueron inaugurados entre 1912 y 1913, en pleno esplendor europeo de la Belle epoque.
Y de todos ellos, el único mudo testigo que se conserva en la zona es el Kiosco Alfonso.
Cuando yo era más joven me gustaba pasear por esa zona y dejar volar mi imaginación a otras eras, alimentada por las historias que me contaban mis abuelos. De aquellos paseos conservo una impresión nostálgica grabada a fuego en mi alma. Impresión que me acompañará allá donde vaya.


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