Sol de sangre es la última novela de Héctor J. Castro. Fiel a la temática de sus otras obras, nos lleva de nuevo al siglo XVII para ponernos en la piel de un hidalgo llamado Juan Pablo de Carrión, caballero español casi llegando a la setentena. A través de este personaje, Héctor Castro (maestro en el género) nos retrotrae a un episodio histórico: los combates del río Cagayán, en Filipinas. Combates entre soldados españoles y marinos y piratas chinos y japoneses, que no samuráis como el lector puede pensar erróneamente.
A través de estas 348 páginas vemos como el hidalgo, en el ocaso de su vida, recibe la orden del Gobernador de Marina de acabar con el pirata Tay Fusa, que está poniendo en peligro el reciente asentamiento español en esta parte del Pacífico. Carrión, próximo al final de sus días, acepta la misión y busca su última oportunidad para la gloria. La novela nos narra con detalle este camino de redención, que le exigirá importantes sacrificios.
De Héctor Castro ya os he hablado en otra entrada. La primera novela suya que leí y la que me enganchó a su prosa fue Días de infierno y gloria, sobre la historia de la defensa de La Coruña contra el ataque inglés en 1589 y la heroína María Pita. Después de estas dos, he leído las primeras obras suyas publicadas y he de decir que no defraudan en absoluto. Aparte del tema, es de destacar su forma de narrar, siempre en segunda persona como si se estuviera dirigiendo al protagonista de la historia, haciendo que el lector sea partícipe de ella.
Personalmente me encanta la manera en que retrata un mundo del pasado y la mentalidad de los personajes que en él se mueven, unos personajes que parecen de carne y hueso. Tiene el acierto también de contarnos la historia a través de individuos concretos, lo que si -se hace de forma bien documentada- es una puerta magnífica al conocimiento de nuestro pasado, en este caso de la mejor etapa de la historia de España. Una etapa que pocos se atreven a reivindicar y que aquí vemos retratada con la ambientación adecuada.
Empecé a acercarme a esta época gracias a las obras de Pérez-Reverte, que todavía disfruto. Pero este joven autor tiene una ventaja sobre Don Arturo y es que este retrata personajes de la época con mentalidad actual, mientras que el autor ferrolano nos lleva a la mentalidad de la época. Una época que nos conviene conocer para saber de donde venimos como pueblo y de lo que debemos estar orgullosos.
Yo, por mi parte, estoy ya disfrutando de la trilogía El siglo de acero, que también está ambientada en esa era, aunque con personajes y escenarios diferentes. Esperemos, por el bien de sus lectores (apasionados de la historia de España y orgullosos de ella), que Héctor J. Castro siga deleitándonos con nuevas obras.
NOTA: Puedes ver un vídeo de Héctor J. Castro hablando sobre los tercios y la leyenda negra en esta entrada del blog.
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