Ocurrió en uno de los últimos trabajos que tuve. Se trataba de una Residencia de Mayores. Estaba frente al mar y cerca de un dique.
Todo empezó tranquilo; monótono.
Un día vi salir, por la puerta, a un señor silencioso y tranquilo. Me sorprendió porque iba bastante desabrigado. Era Enero.
Detrás de él iba una cuidadora con un abrigo.Apurando para alcanzarlo.
En esto mi compañero de conserjería comenzó a contarme su historia.
- Este señor es un enigma. Lo fue desde que entró. No sabemos nada de él. No tiene familia y apenas vienen a verlo sus amigos.
Es muy educado pero apenas habla. Sólo contesta con monosílabos y con saludos de cortesía. Tiene las facultades mentales intactas, nos consta.
Siempre anda solo y le gusta leer.
A veces va a pasear al dique que hay aquí cerca. Cuando llega Enero va a menudo. Siempre por las mañanas, . Suele acompañarlo alguien, por seguridad. Con esa persona tampoco habla.
Cuando llega a su destino se detiene y observa, con la mirada perdida, el mar.
Entonces vemos, discretamente deslizarse una lágrima mejilla abajo. Creemos que espera algo. Unos dicen que la vuelta de un gran amor que, supuestamente, tuvo. Otros dicen que sólo la muerte. En lo que todos coinciden es en que un gran dolor le muerde el alma y quiere librarse de él. Pero no lo consigue. Muchos lo han oído tararear una canción:
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