Es el lugar donde lucho - día a día - contra mi discapacidad.
La lucha es diaria, de lunes a sábado. Como podréis observar no es un gimnasio típico ni convencional. Quien me ayuda tampoco es un cachas tópico de sala de musculación. De lunes a viernes es una fisioterapeuta experta y los sábados un capaz licenciado del INEF.
El objetivo es impedir el deterioro de las facultades físicas que mi lesión cerebral dejó intactas; potenciar estas facultades, en la medida de lo posible, e intentar recuperar las afectadas. Esto último es muy difícil, por no decir imposible - no me engaño-. Pero nunca dejaré de intentarlo.
También intento controlar - incluso rebajar - mi peso.
Todo ello con una moral semejante a la de los Espartanos en la Batalla de Las Termópilas que, sabiéndose superados por los persas en una abrumadora proporción, jamás se plantearon la rendición.
Así - desde aquí - reto yo, a la vida, con el mismo grito con el que Leónidas respondió a los persas cuando le exigieron que entregara las armas espartanas: Molón Lavé: Venid a por ellas !
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