viernes, 11 de noviembre de 2011

Simone Weil

Me gustaría pensar que el futuro es de los heterodoxos. De aquellos que se niegan a refugiarse bajo las banderas que otros levantan por oscuros intereses, de aquellos que prefieren caminar solos, pagando un alto precio, antes que permitir que sean etiquetados y vivir tranquilos.
 No obstante, aunque soy pesimista, algunos lo han conseguido. Una de estas personas fué Simone Weil.
Nació en el seno de una familia judía agnóstica en el París de 1909. Su infancia fué feliz. Este período viene marcado por el pacifismo de su padre, que escapando de la I Guerra Mundial, mueve su consulta médica. Tomando como ejemplo a su hermano, un matemático precoz y brillante, Simone se hace muy exigente consigo misma. Aprovecha su quebradiza salud para refugiarse en la lectura. Estudia por su cuenta filosofía y literatura clásicas. Estudia en los liceos mas prestigiosos de París. De Spinoza, Platón, etc, pasa al pensamiento político de Marx, que le atrae fuertemente.
 A los 19 años ingresa, con el nº1, en la Escuela Normal Superior. Allí conoce a Simone de Beauvoir. Durante sus estudios superiores sufre grandes dolores de cabeza producidos por una sinusitis crónica. A pesar de estos sigue estudiando. En 1931 se doctora en filosofía con una tesis sobre Descartes.
 Comienza a dar clases pero, en vez de conformarse con la plácida vida universitaria, toma parte en las protestas sindicales por el aumento del paro. Ello constituye una infracción grave como funcionaria y es trasladada al Liceo de Auxerre.
 Su compromiso marxista se afianza lo mismo que su actividad sindical en el Grupo de Educación Sindical que funda junto a su hermano para educar a adultos sin recursos. Cree en el poder liberador de la cultura. A la vez desarrolla un pensamiento propio en el que critica el dogmatismo del estalinismo y la burocratización de los partidos marxistas.
 Al mismo tiempo siguen las represalias del gobierno y es trasladada varias veces de destino. Cuando Trotsky visita París se entrevista con él y discuten. Escribe en 1934 "Reflexiones sobre las causas de la libertad y la opresión obrera " que causa sensación en la izquierda europea. Tiene 25 años. Con su obra se adelanta varias décadas a los postmarxistas y reivindica "el impulso de la libertad".
 Un año después renuncia a su cátedra y se emplea como obrera en una compañía eléctrica de París, para demostrar sus teorías "desde dentro". El resultado es el aumento de los dolores de cabeza y la quiebra de su salud por las condiciones inhumanas de las cadenas de montaje.
 Tiene que dejarlo y escribe "Ensayo sobre la Clase Obrera". Cae en una fuerte depresión. En 1936 reingresa en la función docente pero su mala salud le impide continuar. Viaja a Alemania para ver personalmente los efectos del nazismo y vuelve aterrorizada. Augura un futuro negro para Europa. Compara el totalitarismo nazi con el soviético y sus camaradas no la perdonarán nunca. Además su temor de una alianza nazi-comunista se materializa en 1939.
 En Agosto de alista en las Brigadas Internacionales y viene a España, llegando a entrar en combate en Aragón. Enseguida la brutalidad del conflicto la desengaña de cualquier valor de ese conflicto. Es herida y vuelve a Francia. Tiene 30 años.
 En Francia sus camaradas le dan la espalda y su estado de salud se deteriora. No puede dar clase. A finales de la década acude a una misa, por compromiso, y sufre una experiencia mística, escuchando Canto Gregoriano. Se convierte al cristianismo y se dedica a reivindicar la tradición cristiana europea.
 Con la invasión nazi de Francia ha de huir de París con su familia. También se une a la resistencia pero el Mando de la misma la manda a Londres para intervenir en la misma escribiendo.
 En 1943 enferma de tuberculosis. Muere cinco meses después

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