miércoles, 15 de noviembre de 2023

EL MONTE DE SANTA MARGARITA. MÁS RECUERDOS DE CORUÑA

 


El último día que fui a La Coruña, como ya dije, llovió mucho. Aún así, mis recuerdos hicieron que fuera un día inolvidable. Además de la historia ocurrida a las puertas del café Siboney, hubo otro episodio especial. 

Ocurrió bajando la avenida de Finisterre, es decir, a la vera del monte de Santa Margarita. Arreciaba la lluvia, sin embargo a la derecha al fondo se dibujaban unos hermosos árboles que me transportaron a mi infancia. Eran unos árboles acotados por un muro. Aquellos mismos árboles del parque, aunque sin el muro, ya estaban allí cuando yo era pequeño e iba a ver a mis padrinos-tíos que vivían cerca. Me fascinaban. Por su olor y por su porte, seguramente. Parecía que escalaban hacia el cielo.

Recuerdo que era una zona que se llenaba de campistas y de algún hippie que me parecían francamente exóticos. ¡A saber dónde estarán ahora!... (alguno incluso puede ser broker).

Volviendo al presente: bajo la lluvia me di cuenta de lo mucho que había cambiado el parque. Pero lo que no había cambiado era la sensación que había producido en mi, la de volver a La Coruña, a mi casa, a mi infancia.

En estas cogitaciones me encontraba, acostumbrado ya a la lluvia, cuando el parque había desaparecido de mi lado. El resto del camino hacia la plaza de Pontevedra no pude dejar de sentir nostalgia. Los árboles del parque de Santa Margarita aparecían plantados en mis recuerdos para siempre. Eso es lo que tienen los recuerdos, que aunque tú cambies ellos no cambian contigo. Permanecen ahí inalterados. 

Como decía Pérez-Reverte: "Hay lugares de los que nunca se vuelve"

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