La primera vez que entré en este edificio fue un otoño a principio de los años 90. En él preparé unas oposiciones que al final no aprobé. Entraba a primera hora de la tarde y estaba allí hasta la noche. Al entrar me recibían dos guardias civiles, que no parecían estar en muy buena forma, y me dirigía a una de las Salas donde un fiscal y un secretario judicial me daban clase para las dos partes de la misma oposición.
La segunda vez ya trabajaba en el Juzgado N.º 2 de Santiago y venía una vez a la semana a las clases de preparación de la oposición de nuevo. Las primeras veces que preparaba esta oposición (más de las que hubiera querido) entraba con alegría, las otras no.
Ahora hablemos del edificio en si. Está situado en la Plaza de Galicia, en el centro de la ciudad, y es una de las más transitadas; se encuentra aledaño a la Plaza de Lugo. Aloja la oficina del Tribunal Superior de Justicia de Galicia y está abierto de 9 a 2 los días de diario. En el teléfono del TSJG facilitan información sobre los procesos, asuntos y trámites judiciales.
Es un edificio muy bonito construido entre los años 1926 y 1929 durante la dictadura de Primo de Rivera para albergar la antigua Audiencia Provincial. El estilo es una mezcla de neoclásico y modernismo, siguiendo los planos del arquitecto Palacios. Dispone de unas espectaculares vidrieras en cristal artesano soplado.
A principios de los 90 se trasladó la Audiencia Provincial a un nuevo edificio en el que yo trabajé. Era más funcional pero no tan bonito. En su construcción no se reparó en gastos, contratando al arquitecto José Bar Boó que logró un espacio vacío, hermoso y de fácil entendimiento para el usuario. Se utilizaron materiales resistentes al tiempo: granito de Porriño, vidrio y acero inoxidable. En un intento de minimizar el coste de mantenimiento, sus paredes interiores se recubrieron de mármol para evitar tener que ser pintado cada cierto tiempo.
El edificio fue regido por la concepción deliberada del orden y la jerarquía. Todas las salas están planificadas siguiendo un propósito. La distribución está hecha para no perderse. En el sótano y la planta baja están las salas más frecuentadas como el Registro Civil o el juzgado de guardia. En el primer piso están los cuatro juzgados de lo Social y uno de los de Penal. En el segundo están los juzgados de Primera Instancia. En el tercero los juzgados de Instrucción y en la última planta tres juzgados de lo Penal y otros tres de Primera Instancia.
Lo más destacado es la enorme escalera de caracol, que costó al Ministerio de Justicia 180.000 euros. La recuerdo perfectamente porque en ella me caí yo... Todavía lo recuerdo: creí que me había roto una costilla flotante, casi no podía respirar y, a duras penas, pude llegar abajo. Al día siguiente me compré mi primer móvil, un Alcatel Easy, en previsión de futuros percances en este nuevo edificio. Al menos si hubiera sido en el edificio antiguo habría pasado a mejor vida contemplando una hermosa arquitectura y no esa cutrez moderna que me amenazaba desde arriba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario