Este rodaje tiene sus antecedentes en el encuentro de Robert Evans y Francis Ford Coppola, que colaboraron en la producción de El Padrino (1972). Robert Evans consiguió el éxito para la Paramount con Serpico, El gran Gatsby y Save the tiger. Pero quería más éxito. Tenía dinero suficiente para producir independientemente una película y llegó a un acuerdo con la Paramount para abandonar su puesto y dedicarse a sus propios proyectos. Evans produjo Chinatown, Marathon Man y Domingo negro, las tres muy rentables. En ese momento se endiosó y se creyó un genio del cine. Esto lo llevó al fracaso comercial con Urban Cowboy y Cotton Club. Esta la había concebido para reflejar los momentos legendarios de un local musical de Harlem en un ambiente de gánsteres. El proyecto fue arriesgado desde el principio: el guion fue reescrito muchas veces y el propio Evans se empeñó en dirigirlo, aunque no supo controlar el caos de la dirección y se retiró. En ese momento llamó a Coppola. Este no rechazó la oferta para dirigir Cotton Club pues estaba arruinado tras el fracaso de Corazonada. Por ello aceptó el encargo.
En la pre-producción la película había gastado gran parte de su presupuesto, sobre todo en la reconstrucción del Cotton Club, que había funcionado de 1920 a 1936. Aquí resurgió el Coppola más extravagante. Evans también quería una producción lujosa y un reparto carísimo, ampliando el presupuesto inicial de 30 millones de dólares. El guion inicial había sido escrito por Mario Puzo, el guionista de El Padrino, pero Evans lo descartó y contrató a William Kennedy, que ya tenía otros trabajos. El propio Coppola se empeñó en escribir algunas escenas de la película y así chocó con Evans demasiado durante el rodaje.
Coppola volvió a presumir de ser imprescindible para el rodaje aunque, según los expertos, el rodaje estaba muy mal concebido. Evans también fue investigado por la muerte de uno de los inversores de la película y tardó seis años en volver al cine. A partir de entonces siguió produciendo un éxito tras otro, siendo muy conocido por trabajos en los que rodó con Dustin Hoffman.
Evans introdujo la película en un callejón sin salida matándola antes de empezar. Pero contrató a Coppola para que lo sacara del embrollo. El resultado fue una película legendaria sobre el mítico Cotton Club.
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