No sé donde leí que no hay dolor más atroz que el de ver a tu amor sufrir, desde lejos, y no poder acercarte para acariciarlo y consolarlo.
Eso me pasa con mi Coruña. Sé que hay otras ciudades, lo sé. Pero es que Mi Coruña es Mi Coruña.
Allí nací, pasé mi infancia ( recordemos las mágicas palabras de Rilke: la Infancia es la verdadera Patria del Hombre ) pasé mi adolescencia y juventud. En sus calles lloré y reí.
Sus rincones fueron mi refugio. En ellas me enamoré . Canté y reí.
Ahora, a mi edad ya madura, sólo pido pasar con ella mis últimos momentos y yacer, cuando la parca me alcance, en su suelo.
Por eso comprenderán que sufra cuando la vea así.
La recuerdo con mi mirada de niño; de adolescente y de hombre maduro. La recuerdo alegre, bulliciosa, dinámica. Y ahora la veo, desde la distancia, triste y mustia.
Pero no importa. Cuando pase el tiempo regresaré . Y volveré a reir con ella; en ella. Y pasearè por sus calles. Las calles de MI CORUÑA
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