domingo, 22 de marzo de 2020

MIEDO

    Es la peor epidemia que hay. Nace de la ineficacia de las autoridades ante una crisis que ataca la seguridad personal y la salud de los ciudadanos.
 Crece por la sensación de inseguridad de estos y se propaga con la difusión de noticias falsas ( rumorología ) y bulos de origen desconocido y malintencionado.
 sigue con los engaños de las autoridades que, en vez de reconocer y rectificar su error, se empecinan en él.
 Todo esto se combina para formar una gigantesca - y creciente - ola de pánico que nos conduce, con ella, al desastre.
 Todo ello es percibido por un creciente número de ciudadanos.
 Ello hace que el pánico se vaya transformando, aceleradamente, en odio. Entonces es cuando puede pasar cualquier cosa. La forma de evitarlo es diciendo la verdad. Con calma pero la verdad. Y tomando ( y recomendando ) medidas sensatas, previsoras y a tiempo.
 Así que todavía estamos a tiempo.
 Informemos a la gente. Impongamos, si hace falta, medidas para salvaguardar la salud pública. Y no convirtamos un tema tan importante en materia de demagogia política - por ambos lados-. Saquemos, además, las debidas lecciones para que esto no se vuelva a repetir.
 Sólo así podremos combatir al coronavirus y a su más peligrosa secuela: el miedo






                                             


                                           


                                   

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