jueves, 14 de agosto de 2025

LA SORPRESA DE DOS AMIGOS

Ocurrió hace unos días. Casi dos semanas. Era una calurosa tarde de verano. Esperaba su visita en mi habitación. Y llegaron para alegrarme la tarde. Una tarde que suele ser triste en el Centro para Discapacitados de Ferrol donde vivo.

Eran dos amigos, una tierna pareja formada por Paula, una veinteañera espectacular (como podéis ver en la foto), y por Blackie, un perro de mirada super tierna.

Jugué con Blackie y ella me hizo reír con su peculiar sentido del humor. Pero ahora os voy a hablar de su historia, la historia de estos dos amigos.

Paula, como ya dije, es envidiablemente joven y guapa, inteligente y buena. Blackie es su mascota en el amplio sentido del término, de seis o siete años, y la obedece en todo. Aún no sé cómo aparecieron en mi vida. Alguien me avisó de que hacían visitas periódicas al CAMF y que si me interesaba conocerlos. Afortunadamente dije que sí.

Llegaron a mi vida y se instalaron en mi corazón. La tarde que vienen es de las mejores para mi. Ella lo invita a jugar conmigo y, discretamente, me da golosinas para perros para que yo atraiga la atención de Blackie. Es muy bueno. Los dos lo son. El perro también es muy listo. Tiene un pelaje negro precioso, como se puede ver en la foto.

La sonrisa de Paula me cautiva. Quede claro que su padre es más joven que yo, por eso no pierdo los papeles. La quiero mucho y la veo como una hija.

Para hacer esta entrada en mi blog le pedí permiso, como suelo hacer siempre. Le mostré alguna de mis publicaciones y me dijo que escribía bien; lo que demuestra no que yo sea buen escritor, sino que ella es muy buena amiga y quiere hacerme sentir bien.

Le pedí que me contara la historia de ellos dos, de cómo surgió esta encantadora pareja.

Se conocieron porque un amigo de su padre tuvo una camada de cachorros y quiso repartirlos entre los amigos. Consiguió colocarlos a todos menos a Blackie por la sencilla razón de que era negro (¡hasta ahí llega el racismo de algunos!). Ella se hizo cargo de Blackie, con el buen corazón que la caracteriza. Estoy seguro de que uno daría la vida por el otro, su lealtad mutua es inquebrantable.

Media docena de años después se dedica a viajar con él (viven en Coruña) y a visitar centros de discapacitados y demás gente que se siente sola para hacerles pasar un buen rato.

Yo había quedado con ella varios lunes. Algunos los dejé plantados porque mi ictus me produjo lagunas de memoria y no me acordé. A ella no le importó y siguió viniendo lunes tras lunes. Para que no me volviera a pasar le pedí a mi profesora de informática que me ayudase a poner una alarma que suena todos los lunes media hora antes de la visita.

Otro efecto positivo que han conseguido en mi es quitarme el miedo a los perros, miedo que llevaba grabado en mi subconsciente desde que era un niño. Es difícil tenerle miedo a una criatura tan tierna como Blackie.

Y como homenaje a mis dos amigos, Paula y Blackie, publico esta entrada.

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