viernes, 29 de agosto de 2025

A LOS TOROS CON JERO EN POZOBLANCO

 


"A las cinco de la tarde
Eran las cinco en punto de la tarde."


Por eso, por querencia a Federico García Lorca y a su poema Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, me encontraba a esa hora del día 29 de septiembre del año pasado delante de la plaza de toros de Pozoblanco, esperando a que abrieran las puertas para entrar a mi primera corrida de toros. Mi pasión por el poeta granadino me impidió darme cuenta de que aquella corrida en concreto iba a empezar a las seis menos cuarto y no a las cinco.

En cuanto llegué al CAMF de Pozoblanco el 2 de septiembre, la animadora sociocultural Marisa me ofreció abonos para asistir a las corridas de toros de la feria de aquel año. Los toros nunca me habían llamado la atención. La plaza de mi ciudad de origen, La Coruña, había sido derribada cuando yo aún era muy pequeño. Ya que estaba en Pozoblanco y para ver si me gustaba, aproveché para conocer el Coso de los Llanos. Solo había oído hablar de esa plaza en las noticias, cuando la muerte de Paquirri. Tenía diecinueve años recién cumplidos y por la tele vi el anuncio de la muerte del torero Francisco Rivera. 

Visité la plaza vacía acompañado del guía oficial de la ciudad, que resultó ser de mi generación y del que hablé de las influencias taurinas de un grupo de nuestra época, Gabinete Caligari (como ya conté en otra entrada de mi blog). Una vez vista vacía y oídas las explicaciones del atento guía decidir ir a las corridas. No quería que me influyeran los comentarios, ni los taurinos ni los antitaurinos. Me gusta tomar mis propias decisiones.

Por eso ese día a esa hora estaba ante las puertas del Coso.

Al darme cuenta que empezaba la corrida más tarde de lo que creía, fui a dar un paseo alrededor de la plaza. A lo lejos vi a un tipo bajito, delgado, de tez morena, dentro de un tenderete donde se vendían objetos relacionados con el mundo del toro. 

El sol a esas horas y en esas latitudes seguía siendo de justicia, sobre todo para alguien del noroeste como yo. Jero, que así se llamaba el feriante, dirigiéndose a mi con un salero especial me dijo:

- Chaval, acércate aquí y protégete del sol en mi tenderete.

Así lo hice y comenzamos una entretenida charla. Hablamos de la tauromaquia y los puestos de trabajo que mueve a su alrededor. Me dijo que iba a estar en Pozoblanco mientras durara la feria y luego se iba a Ciudad Real, siguiendo las ferias de toda España, sobre todo por el sur. Cada vez había menos corridas y lo tenía más difícil para ganarse los garbanzos.

Me pareció muy simpático. No sé si era andaluz, pero lo parecía. Le compré un par de cosas, entre ellas un llavero con la bandera nacional (no en vano llaman a los toros la fiesta nacional), un llavero que luzco colgado en mi bolsa. También estuve mirando otras cosas que vendía, como capotes y muñecos de torero y gitanilla. Me aparté al cabo de un rato para dejarle hacer su trabajo.

La feria duró varios días y todos ellos me pasaba por el puesto de tan interesante personaje. De mis conversaciones con Jero aprendí mucho. Puede que no sea universitario, pero ha aprendido de la vida mucho más de lo que han aprendido estos. En mi etapa conocía a algunos.

Nos despedimos el día de la última corrida de toros. Espero volver a verlo cuando retome mi afición taurina en Pozoblanco. Mientras tanto, sirva esta entrada en mi blog como homenaje a mi amigo Jero, al que conocí yendo a los toros.


jueves, 14 de agosto de 2025

LA SORPRESA DE DOS AMIGOS

Ocurrió hace unos días. Casi dos semanas. Era una calurosa tarde de verano. Esperaba su visita en mi habitación. Y llegaron para alegrarme la tarde. Una tarde que suele ser triste en el Centro para Discapacitados de Ferrol donde vivo.

Eran dos amigos, una tierna pareja formada por Paula, una veinteañera espectacular (como podéis ver en la foto), y por Blackie, un perro de mirada super tierna.

Jugué con Blackie y ella me hizo reír con su peculiar sentido del humor. Pero ahora os voy a hablar de su historia, la historia de estos dos amigos.

Paula, como ya dije, es envidiablemente joven y guapa, inteligente y buena. Blackie es su mascota en el amplio sentido del término, de seis o siete años, y la obedece en todo. Aún no sé cómo aparecieron en mi vida. Alguien me avisó de que hacían visitas periódicas al CAMF y que si me interesaba conocerlos. Afortunadamente dije que sí.

Llegaron a mi vida y se instalaron en mi corazón. La tarde que vienen es de las mejores para mi. Ella lo invita a jugar conmigo y, discretamente, me da golosinas para perros para que yo atraiga la atención de Blackie. Es muy bueno. Los dos lo son. El perro también es muy listo. Tiene un pelaje negro precioso, como se puede ver en la foto.

La sonrisa de Paula me cautiva. Quede claro que su padre es más joven que yo, por eso no pierdo los papeles. La quiero mucho y la veo como una hija.

Para hacer esta entrada en mi blog le pedí permiso, como suelo hacer siempre. Le mostré alguna de mis publicaciones y me dijo que escribía bien; lo que demuestra no que yo sea buen escritor, sino que ella es muy buena amiga y quiere hacerme sentir bien.

Le pedí que me contara la historia de ellos dos, de cómo surgió esta encantadora pareja.

Se conocieron porque un amigo de su padre tuvo una camada de cachorros y quiso repartirlos entre los amigos. Consiguió colocarlos a todos menos a Blackie por la sencilla razón de que era negro (¡hasta ahí llega el racismo de algunos!). Ella se hizo cargo de Blackie, con el buen corazón que la caracteriza. Estoy seguro de que uno daría la vida por el otro, su lealtad mutua es inquebrantable.

Media docena de años después se dedica a viajar con él (viven en Coruña) y a visitar centros de discapacitados y demás gente que se siente sola para hacerles pasar un buen rato.

Yo había quedado con ella varios lunes. Algunos los dejé plantados porque mi ictus me produjo lagunas de memoria y no me acordé. A ella no le importó y siguió viniendo lunes tras lunes. Para que no me volviera a pasar le pedí a mi profesora de informática que me ayudase a poner una alarma que suena todos los lunes media hora antes de la visita.

Otro efecto positivo que han conseguido en mi es quitarme el miedo a los perros, miedo que llevaba grabado en mi subconsciente desde que era un niño. Es difícil tenerle miedo a una criatura tan tierna como Blackie.

Y como homenaje a mis dos amigos, Paula y Blackie, publico esta entrada.

viernes, 1 de agosto de 2025

EN LAS CABALLERIZAS REALES DE CÓRDOBA

 



El último otoño visité uno de los lugares cordobeses que más me conmovieron. Estoy hablando de las Caballerizas Reales, donde se desarrolló el espectáculo "Así bailan los caballos andaluces" (antes "Así bailan los caballos españoles"). Fue inolvidable. Tuvo lugar en el atardecer del 22 de noviembre. Mágico.

Las Caballerizas Reales fueron erigidas en un terreno propiedad de la iglesia por orden de Felipe II. Se encuentra entre las murallas defensivas de la ciudad y el Alcázar de los Reyes Cristianos y están construidas a su vez sobre las antiguas caballerizas califales que se extendían hasta la orilla del Guadalquivir, guardando más de dos mil caballos. Los almohades posteriormente desarrollaron una albacara, un tipo de fortificación propia de la Edad Media consistente en un recinto amurallado y usado como refugio para los habitantes del núcleo poblacional.

Entre 1565 y 1567 Felipe II dedicó ocho mil ducados a la construcción de estas Caballerizas, encomendando su puesta en marcha a Don Diego López de Haro y Guzmán, criador de caballos. Debía construir una edificación donde alojar a los sementales, así como comprar o arrendar las dehesas del valle del Guadalquivir donde se criarían las yeguadas y seleccionar y comprar las mejores yeguas y sementales para mejorar la raza. Esta yeguada dio origen a la raza del caballo andaluz, también conocido como caballo español o hispano-árabe.


Fueron sufragadas en base a los presupuestos de la Junta de Obras, Jardines y Bosques, dotándolas con las rentas de las salinas de Andalucía. El 20 de noviembre de 1567 López de Haro fue designado Primer Caballerizo del rey.

Para la construcción del edificio se utilizaron sillares del cercano yacimiento omeya de Medina Azahara. El agua sería provista por el Alcázar de los Reyes Cristianos. Las obras terminaron en 1578. Don Diego dedicó el resto de su vida a la selección de caballos, siendo supervisado por el propio Felipe II. Ambos fallecieron en 1598.

En 1734 las Caballerizas se incendiaron y solo se salvaron las fachadas exteriores e interiores. Felipe V comenzó la reconstrucción y Fernando VI continuó con ella. Se mantuvo la estructura interior y exterior a excepción del escudo de armas de Carlos III, que se colocó sobre la puerta principal. Se reforzaron las bóvedas con arcos de ladrillo y se emparejó el suelo con chapas de hormigón.

El edificio fue desvalijado durante la Guerra de Independencia por los franceses. En 1828 se intentó restablecer la yeguada, lo que no se conseguiría hasta 1841, instalándose un depósito de sementales. Las caballerizas pasaron a ser propiedad estatal durante la regencia de Espartero y en 1864 pasaron a depender del Ministerio de la Guerra (después del Ejército), que se encargó de continuar la tradición de la cría equina, concretamente el Arma de Caballería.

A finales del siglo XIX se construyó un picadero, con un estilo influenciado por Eiffel. En 1995 se trasladó la cría caballar y el depósito de sementales a Écija. 

En 1996 allí se ubicó la Subdelegación de Defensa de Córdoba hasta que en 2002 se cedió el edificio al Ayuntamiento. Este hizo algunas obras, adjudicadas a la empresa ProCórdoba. También ha sido la sede de la Secretaría Regional de la organización de Ciudades Patrimonio Cultural para Europa Sur-Mediterráneo.

Desde el año 2003 acoge la Feria Morfológica del Caballo, en donde se citan diferentes ganaderías españolas para competiciones ecuestres y otras actividades empresariales relacionadas con el sector. En el 2006 la sección de caballería de la Policía local se trasladó al edificio (12 caballos) ocupando una zona habilitada al efecto. Más tarde fue sede de varios organismos municipales institucionales como el Consorcio de Turismo, Córdoba Convention, Bureau o Córdoba Film Office hasta marzo del 2008. También tiene allí la oficina la Denominación de Origen Montilla-Moriles.

Las caballerizas actualmente se componen de una pista, oficinas, picadero, almacenes para pienso y quince boxes para los caballos anexos a la muralla. Hoy está ocupado totalmente por la empresa Córdoba ecuestre, quien lo mantiene abierto al público y realiza un espectáculo denominado "Pasión y duende del caballo andaluz".


El ayuntamiento ha intentado varias veces comprar el inmueble al Ministerio de Defensa, para lo que este tuvo que acudir a la desafección de los usos militares en febrero de 2021. Al final el 30 de noviembre del mismo año el ayuntamiento se convirtió en propietario de las Caballerizas.

La Comisión Provincial de Valoraciones determinó el justiprecio en 5,2 millones de euros en octubre de 2022, teniendo como objetivo especial la creación del Centro Internacional del Caballo.

Yo pude acudir en noviembre del 2024 al espectáculo mencionado y la imagen de los caballos bailando al ritmo de la música (aunque parezca mentira sí bailan) y acompañado por las bailaoras es impresionante. Me heló me la sangre. Tanto que pude notar el frío en mi brazo izquierdo, en el que no tengo sensibilidad desde el ictus. Ver cómo una bailaora desafía al caballo poniéndose enfrente y arqueando la espalda hacia atrás hasta situarse bajo su cabeza, mientras hacía sonar sus castañuelas, no lo olvidaré nunca. No se puede ir a Córdoba y no ver este espectáculo. Se lo recomiendo a todo el mundo.