miércoles, 5 de marzo de 2025

CERÁMICA. EN EL MUSEO DE MEDINA AZAHARA (V)

 


Con la vida privada del califa y el príncipe heredero se relacionan las piezas de vajilla de mayor calidad halladas en Madinat al-Zahra. 

Los ataifores y cuencos de cerámica dorada utilizados para la presentación de alimentos no llegaron a fabricarse en Al-Andalus, son importaciones de los centros productores del Mediterráneo Oriental, en especial del Egipto fatimí. El vidrio en forma de vasos y pequeñas botellas se elaboraba en los talleres califales, aunque las piezas de decoración talladas son también importaciones orientales, de Persia y Egipto.

Los ataifores son platos hondos propios de la región andalusí, con su precedente geográfico inmediato en la pátera tardorromana de la vajilla aúrica cordobesa y esta, a su vez, en el fiale griego. Una descripción más completa define el ataifor como recipiente de base convexa, paredes curvas y borde recto con el labio redondeado para la presentación de alimentos en la mesa. Las piezas grandes servirían de fuentes y las más pequeñas de platos.

El nombre procede del árabe tayfur, utilizado originalmente para designar unas bandejas de latón y que, después, se usó para nombrar cualquier tipo de plato. En arqueología el ataifor es habitual de las vajillas hispano-musulmanas.



Como muestra esta serie de ataifores (platos) y jarras de cerámica esmaltadas en blanco con el famoso "verde y manganeso", las élites del Estado (visir, primer ministro y alta sociedad califal) usan una vajilla vidriada polícroma cargada de simbología, pues los colores dominantes son el blanco, color de la dinastía Omeya desde el califato de Damasco, y el verde, el color del Profeta.

Estas cerámicas, producidas en los talleres oficiales, presentan una rica decoración con gran variedad de motivos vegetales, geométricos y figurativos. También es habitual la decoración epigráfica, con términos como Baraka (bendición) y, mucho más reproducido, Al-Mulk (el poder), símbolo de la magnificencia califal.



Las que tienen el típico color rojizo del barro cocido son piezas de labra más tosca y con menos elementos decorativos porque fueron utilizadas por el pueblo llano que residía en la medina, la ciudad en sí, y por la gente que trabajaba en el servicio del palacio, el Alcázar.

Todas las fotos realizadas por el autor del blog en el Museo de Medina Azahara.

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