Cuando la conoció fueron sus ojos lo último que llamó su atención. Antes fueron sus facciones, sus labios, sus manos - la forma sensual de moverlas para enfatizar sus palabras -. También le llamó la atención el timbre sensual de su voz.
Otra cosa que le llamó la atención fue lo embobada que le miraba cuando él le hablaba de sus temas favoritos ( luego se enteró que los de él le interesaban a ella: cosa insólita pues él estaba acostumbrado a aburrir a sus interlocutores.
En el ambiente sonaba My Favorite Things, en la versión de John Coltrane.
Pero entonces ocurrió. Vió en los ojos de ella algo que no habia visto en ninguna otra chica.
Mientras el ambiente se llenaba con una conocida melodía de Jazz ; a la vez que el cristal eexterior se empapaba de lluvia, lo vió. Era aquella mirada ( combinación de mujer atraida y niña fascinada ) y supo que nunca, jamás, podría ni querría, vivir en otro sitio. Nada podría atravesarlo para reconfortar su alma. Ninguna otra podría recorrer su espina dorsal. Sólo esa mirada.
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