O mejor dicho: dos. Los pasos de gigante. Los casos Tarjetas Black y Urdangarìn.
Segùn la sentencia del caso de las tarjetas, màs de 60 personas se rindieron a la tentaciòn de ser corrompidos por acciòn de las mismas. Personas procedentes de distintas actividades polìticas ( sobre todo del àmbito del PP, aunque no en exclusiva ) y sindicales. La sentencia supone una enmienda al tinglado proveniente de la transiciòn y heredado sin reformar, por la actual clase dirigente.
Es el resultado de las llamadas puertas giratorias entre la banca y la polìtica. Y es el reflejo de que vivimos en una democracia de muy baja calidad. Campo ideal para demagogos iluminados.
Por si fuera poco, la jefatura del Estado - ostentada, hasta hace poco - por el suegro del chorizo Urdangarìn, ( sucesor de Franco a tìtulo de Rey ha permitido, sino propiciado, las actividades de este individuo. Pero la Infanta no puede ir a la càrcel!. Cuando no hay màs que oir hablar al chorizo para darse cuenta de que no tiene capacidad para montar, solo, una trama de tal calibre.
Por eso la sentencia no me vale. Porque no se atreve a ir màs allà.
Total, que, entre unos y otros, se van a llevar por delante la Monarquìa ( tan ùtil en su dìa pero hoy es un lastre ) y ya veremos si no se llevan por delante el sistema democràtico. Pobre pero mejor que cualquier dictadura. Me temo que vamos en direcciòn a un callejòn sin salida.
Para ilustrar esta entrada no se me ocurre nada mejor que el nuevo nombre por el que deberìa conocerse a nuestro paìs.
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