viernes, 20 de diciembre de 2024

LOCOMOTORA EN POZOBLANCO (Córdoba)

 


En la Avenida del Siglo, inicio del Parque Aurelio Teno, en Pozoblanco (Córdoba), se encuentra esta antigua locomotora de vapor fabricada por la empresa Maquinista Terrestre y Marítima S.A. Data de 1900 y fue fabricada en Barcelona. Entró en servicio con la compañía de ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante y fue empleada para transportar mercancías.

Es importante porque fue el primer modelo fabricado en serie en España. No es original ya que está basado en uno anterior fabricado por Cockerill en 1878. Pero la máquina de la foto contaba con una caldera mayor y un timbre más elevado. Cuenta además con ruedas de cuerpo macizo, pues en España no se fabricaban las de acero moldeado con radios.

En Renfe esta locomotora prestó servicio en diferentes líneas hasta que fue trasladada a la línea de Córdoba a Almorchón. Continuó trabajando allí hasta 1964, cuando comenzó el proceso de desguace de la serie. Se salvó únicamente esta locomotora, que fue apartada en la rotonda del depósito de San Jerónimo en Sevilla. En 1976 Renfe decidió que pasara al Museo del Ferrocarril de Madrid, pero la tercera zona de Renfe ordenó crear una sede de dicho museo en Sevilla (aunque después esta decisión fuera revocada). La locomotora se quedó en Sevilla y, con otros vehículos, fue aparcada en la estación de San Jerónimo.

En 1991 se decide demoler la rotonda con motivo de la Expo de Sevilla y la locomotora se trasladó a la estación de mercancías de Majarabique. En 1993 se trasladó a Pozoblanco para convertirla en monumento a la tracción vapor en el Parque Aurelio Teno.

La locomotora sigue perteneciendo a la Fundación de Ferrocarriles Españoles y está cedida para su exposición al Ayuntamiento de Pozoblanco, que rinde así homenaje al ferrocarril. Como parte del patrimonio histórico español está protegida por la Ley 16/1985. La locomotora recibió el nombre de La Porteña y fue una de las más importantes en su época en España, siendo muy conocida en Andalucía.

En uno de mis paseos por Pozoblanco me la encontré súbitamente y le hice esta foto que acompaña al texto. Cuando era universitario a mediados de los años 80, y presa del romanticismo que rodea a los trenes, cogí mi primer tren de Santiago a Coruña. Pero la duración del trayecto fue excesiva y decidí, a partir de ese momento, hacer mis viajes en un medio menos romántico pero más rápido: el autobús. 

Sirva esta entrada para reconciliarme con este medio de transporte.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

NOSTALGIA DEL PARAÍSO

 


Fue hace menos de un mes. Estuve en el Paraíso. En Córdoba. Y allí fui feliz.

Uno de los momentos de mayor felicidad lo refleja esta foto. Estaba en una terraza, saboreando rabo de toro. Al sol, aunque protegido por la sombra de un árbol. Una joven y atractiva camarera, enfundada en un mono negro de licra palabra de honor, me sonreía. La tapa de rabo de toro me supo entonces aún mejor. Ante mi discurría armoniosamente el Guadalquivir.

Entonces llegó un músico bohemio, el violinista de la foto. Sacó el instrumento de su funda y se puso a tocar... ¡¡jazz!! Cada vez que paraba, me acercaba, le echaba unas monedas y le pedía otro tema. El que más me gustó fue All of me. En ese momento todo me supo mejor, la camarera me gustó más, el Guadalquivir salió de su cauce para sonreírme y Córdoba me abrazó.

Ahora han pasado casi un mes y mil kilómetros, aquí está lloviendo y siento nostalgia.



viernes, 13 de diciembre de 2024

CON EL CRISTO DE LOS FAROLES

Había llegado a Córdoba muy cansado. Me había recibido mi amigo Rafa (mi guía) y me había llevado a ver el símbolo cordobés por excelencia, el Cristo de los Faroles. Era al mediodía y la luz del sol incidía directamente sobre la imagen. Los faroles estaban apagados y la magia que, según la leyenda lo rodea, también.

Lo contemplé un momento y enseguida me fui a descansar a mi residencia, recordando lo que mi amigo me había contado sobre el Cristo. Era por la tarde y hacía demasiado calor.

De madrugada me desperté y me sentí nervioso y agobiado aún por el calor de aquella noche de finales de agosto. ¿Cómo se vería ahora el Cristo, nada espectacular a la luz del sol? La leyenda hablaba de que era hermoso iluminado por los faroles que lo rodeaban. Decidí salir a tomar el fresco. 

Callejeando por la solitaria Córdoba a esas horas, iba sumido en mis pensamientos rememorando los datos que Rafa me había contado. Fui a parar a una pequeña plaza donde, iluminado, se encontraba el Cristo de los Faroles. 

El Cristo de los Faroles


Una fuerza inexplicable pero poderosa me empujó hacia los pies del crucificado. El resto de la plaza estaba a oscuras. Solo en el centro ocho faroles rodeaban la cruz. Detrás a mi derecha intuí una figura que se había detenido a mi lado. Era un hombre delgado y elegante, que me dijo con voz profunda y como de ultratumba:

- Hola, me llamo Manuel. No te pierdas la gran noticia que en unas horas aparecerá en todos los periódicos. Yo ahora me tengo que ir.

Cuando me di la vuelta lo vi desaparecer rápidamente en la oscuridad. No le di importancia y me pareció una mala jugada de mi imaginación. Dejé la plaza y seguí perdiéndome por Córdoba la llana.

Horas después fui a parar a mi taberna, que ya estaba abriendo. Pedí un café con leche, lo que extrañó al afable tabernero, y la prensa. Me dijo:

- No te vas a creer lo que viene en la prensa hoy.

Me lanzó con desgana el periódico que ponía: MANOLETE HA MUERTO. Seguía la noticia contando que había sido cogido ayer en la plaza de Linares...


Manolete era muy devoto de la Virgen de los Dolores, pero solía detenerse ante el Cristo de los Faroles en su camino a la iglesia que se encuentra en esta misma plaza.

El Cristo tiene cuatro clavos, uno en cada pie y uno en cada mano, en vez de tres que es como se representaba en el siglo XVIII. Su autor fue Juan Navarro por encargo del padre franciscano Fray Diego José de Cádiz. Su advocación es el Cristo de la Misericordia y de los Desagravios. Fue tallado en piedra a finales del XVIII.

Los cordobeses son muy devotos de este Cristo y, a la caída de la noche bajo una luz tenue, el silencio se ve interrumpido por los que se detienen a rezar, encender una vela o dejar un ramo de flores a sus pies.



Dedico esta entrada y todas las que haga sobre Córdoba a mis amigos Javi, Rafa y la maravillosa Toñi, que me enseñaron su Córdoba de tal manera que hicieron que me enamorase de ella y les prometiera volver. Recomiendo sus servicios a todo aquel que quiera conocer la ciudad de forma diferente. 

WOOW Córdoba