miércoles, 28 de febrero de 2024

HISTORIA DE LA MUSICA AFROCUBANA

 


La música afrocubana tiene su origen en los esclavos que llegaron a la Perla del Caribe en una situación infrahumana, lo que les causaba un trauma y una experiencia terribles. Fueron capaces de adaptarse a la isla a través de una expresión musical que más tarde sería conocida como el son cubano. 

La música afrocubana tiene mucha vitalidad y es compleja, con mezcla de instrumentos, voces y ritmos. El texto tiene cuatro movimientos denominados sonatina, contradanza, intermezzo y rondó, con influencias de la música española y herencia de la música africana. También de la música traída por los negros escapados de Haití.

En el siglo XIX este género se desarrolló en el oriente de la isla, sobre todo en Santiago de Cuba, Manzanillo, Baracoa y Guantánamo. Tuvo su gran expansión entre las clases bajas. A principios del siglo XX llega a La Habana, donde el son cubano da lugar al danzón. En 1928 pasa a ser un ritmo muy escuchado por todas las clases sociales, extendiéndose por todo el Caribe. Es entonces cuando las composiciones y arreglos comienzan a viajar por todo el mundo, adoptándolo como sonido propio la clase criolla.

Nace aquí la modernidad en la música cubana.

Si os tengo que recomendar ejemplos de música cubana, os diría que no os perdierais a Compay Segundo, Elíades Ochoa y la orquesta de Chico O'Farril, que podéis disfrutar en el video que incluyo en esta publicación. Aunque también, desde el exilio, tenemos que hablar de Bebo Valdés.

miércoles, 21 de febrero de 2024

LOS PAMPLONESES HOMENAJEAN A LA GUARDIA CIVIL

Los ciudadanos de Pamplona rinden tributo al Agente de la Benemérita David Pérez cantando el himno de la Guardia Civil. Estaba afincado en Navarra y fue asesinado en acto de servicio por narcotraficantes en las aguas de Barbate.



    Va siendo hora de que el gobierno tome nota y ponga los medios para que estas muertes no se produzcan.


viernes, 16 de febrero de 2024

ESTAMOS EN CARNAVAL (POR DESGRACIA)

Estamos en Carnaval. Estamos sufriendo el Carnaval.

Es la época en la que los señores serios y circunspectos, de cierta edad y físico poco agraciado, nos dan la lata con sus disfraces. ¿O los disfraces son lo que llevan habitualmente y lo de ahora es su verdadera personalidad? 

Son los típicos jefes muy exigentes y muy masculinos. Habitualmente muy serios. Pero llega el Carnaval y dejan salir su verdadero ser. Se disfrazan de mujer (todo ello con la disculpa del carnaval...). El jefe antipático y ligón se convierte en una loca de tetas grandes y feminización exagerada, bañada en alcohol -la disculpa: "es que ha bebido mucho"-. Los empleados le aplauden al tiempo que, por dentro, se ríen de él. Son los subordinados que quieren aprovechar la circunstancia y caer bien para ganarse algún día libre extra o acercarse a un ascenso. No se dan cuenta de que el jefe, cuando termine el carnaval, hará que olvidó todo lo sucedido a su alrededor por vergüenza y volverá a ser el cabrón de siempre.

Todo ello me hace pensar que el Carnaval es la fiesta de la hipocresía por excelencia, el disfraz. Por eso no me gustan los Carnavales. Estoy harto de ver gente que el resto del año no se soporta y en esta época todo es buen rollo y amor universal. Cuando a mí no me gusta que alguien haga el ridículo (a mi modo de ver, claro), sea carnaval o no.

Y si alguien me cae mal, me cae mal en carnavales o en cualquier época del año. Los que me conocen saben que se me nota en la cara enseguida. Lo único que salvaría del Carnaval es el cocido, las filloas y las orejas. Por Dios, que no me lo estropeen exhibiendo unas tetas exageradas de goma.



miércoles, 14 de febrero de 2024

FERROL HOSTIL

Ahora, en este tiempo, parece muy lejano pero lo recuerdo perfectamente. Había salido como todas las mañanas de sábado a pasear por el barrio de la Madalena. Tengo la costumbre de ir de cafetería en cafetería leyendo un libro. 

En plena mañana se desató la tormenta, la lluvia y el frío aparecieron. Acudí a mis cafés de costumbre buscando refugio. Me dirigí a dos zonas, la calle Real y la plaza de la Constitución. En la calle Real, casi llegando a la plaza de Amboage, está el Bla Bla Café. Al intentar entrar me doy cuenta de que no tenía la rampa de costumbre. Me encontré el escalón que se ve en la foto.


      

Le pregunté a la camarera por qué no tenía la rampa como siempre y me dijo algo sobre el Ayuntamiento. Exclamé, cabreado, una expresión que aquí no se puede repetir.

Seguí mi camino y bajé por la calle Concepción Arenal hasta la plaza de la Constitución. Allí me encontré dos cafeterías con escalón de entrada y también sin rampa. 


Le protesté al camarero, que visiblemente nervioso, me pidió disculpas y dijo que no era cosa suya, que era cuestión del dueño. Otro de los empleados me dijo:

- Pero tenemos terraza.

Tengo que decir que el tiempo empeoraba por momentos así que no era opción. Así que tuve que volver a mi cafetería de referencia, al otro extremo de Ferrol, que está perfectamente adaptada y en la que además trabaja gente muy solidaria y que me facilita las cosas, haciendo siempre mi visita allí muy agradable. 

Avisé al taxi para que me recogiera delante del teatro Jofre. Pero, sorpresa, no pude subir a la acera a esperarlo porque había obras y otro escalón. Con lo que tuve que quedarme en medio de la calle.


Las cafeterías le echan la culpa al Ayuntamiento, el Ayuntamiento supongo que pondrá también una disculpa. Y ya estuvo en manos de opciones políticas distintas. Los arquitectos que diseñan o reforman los locales deberían tener en cuenta las necesidades de todos los ciudadanos. Porque esta ciudad sigue siendo de momento inhabitable, sobre todo si vas en silla de ruedas. Ya va siendo hora de que alguien haga algo para que Ferrol deje de ser una ciudad hostil.


viernes, 9 de febrero de 2024

MI SILLA Y YO



Cuando la vida te sienta en una silla de ruedas comienzas a aprender. ¡¡¡Y de qué manera!!! De la manera más dolorosa, la única vía para aprender... 

Aprendes que hay gente a la que le importas (dan un paso al frente) y otra a la que no (directamente desaparece).

Aprendes que puedes esperar ayuda de quienes no tienen obligación de prestártela y que no puedes esperarla de quienes tendrían que hacerlo.

Aprendes a luchar. Con uñas y dientes, por tu dignidad.

Aprendes a rodearte de aliados, de gente buena (que la hay).

Aprendes a morir por una sonrisa.

A matar por una frase de ánimo.

Aprendes que no todos somos iguales. Que hay gente que merece tu cariño y tu respeto y otra que no.

Aprendes a ser irónico.

Aprendes a ser vulnerable y duro al mismo tiempo.

Aprendes a soportar lo insoportable. A buscar salidas en la cueva oscura.

Aprendes a luchar hasta el final.

Aprendes a ser tú, sobre tu silla de ruedas.


NOTA: Con esta retomo las publicaciones en el blog que había dejado por razones de salud. Ahora ya estoy bien.