viernes, 29 de septiembre de 2023

UN VERANO EN LA CORUÑA ( II )

El Monte San Pedro está coronado por una batería de artillería de costa del RAMIX 2 (cuyo cuartel general estaba en Ferrol)en la cual, para su defensa antiaérea, encontramos actualmente un cañón antiaéreo de 88 mm desarrollado en la década de 1930. Utilizado por la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial, fue comprado por España para la defensa antiaérea de las inmediaciones de la base naval de Ferrol.

Es una de las armas pesadas alemanas más legendarias de la II Guerra Mundial. Al principio se configuró como arma antiaérea como el que aparece en la foto pero derivó, debido a su gran cadencia de tiro, en cañón contra carro para grandes distancias. 


Estuvo en servicio entre 1932 y 1945. Fue diseñado por Krupp en 1928 y cada pieza costó 33.600 marcos. Se fabricaron 18295 en total. Pesa 7407 kg, midiendo 5,7 metros, de los cuales 4,9 m era la longitud de su cañón. Para su retroceso contaba con amortiguadores por líquido e hidroneumático independientes. Su ángulo vertical iba de -3º a 85º. El horizontal era de 360º. Su cadencia de tiro era de 15 a 20 disparos por minuto y su alcance efectivo era de 14810m contra un blanco terrestre y 7620m contra un blanco aéreo. La velocidad máxima de su proyectil era de 820m/sg, por eso el general Rommel tuvo la genial idea de usarlo contra carros de combate enemigos en la II Guerra Mundial en el norte de África. A pesar de que era muy pesado y, por tanto, muy difícil su despliegue.

Lo que vi en la batería de Coruña me pareció suficientemente interesante para hacer esta foto.

miércoles, 27 de septiembre de 2023

UN VERANO EN LA CORUÑA

 


Volví en agosto, volví a La Coruña, donde nací en agosto de 1965. Volví a mis raíces y sentí la nostalgia del que retorna a su casa. Sentí la llamada de la bahía coruñesa. Por eso hice esta foto. El mejor sitio para hacerla es el Monte San Pedro, donde se colocan los cañones (que ahora ya no funcionan, aunque sí funcionaban cuando yo nací).

Me costó mucho subir. Menos mal que mi silla eléctrica de ruedas hizo el trabajo por mi. Y un amigo enfermero me aconsejó ir provisto de botellas de agua y bocadillo de jamón, por aquello de la sal. Eso me salvó de una lipotimia, hacía mucho calor. Pero el panorama de mi casa mereció mucho la pena. La emoción me embargó cuando divisé mi Coruña a lo lejos. Mi casa. Un panorama increíble que me marcó el alma para siempre. Y ahí se quedará, pidiendo mi retorno como su tierra exige el retorno del emigrante. Volveré.

Mientras tanto tendré que conformarme con visitas como la del agosto pasado. Una parte de mí quedó allí para siempre, una parte que no cesa de llamarme y que solo calmaré con el regreso.

La misma parte que me exigió que hiciera esta foto, porque una imagen vale más que mil palabras y esta lo dice todo.