Lo hizo de la mano de Jennifer Beals hasta un lugar no muy lejano ( de Ferrol a Santiago de Compostela tampoco hay tanta distancia ) pero sí a un tiempo casi remoto, irrecuperable.
El ritmo que dibujaban las caderas de aquella chica lo sumergía , cada vez más, en la nostalgia, en el dolor por lo perdido.
En esto, de repente, sonó su móvil.
- Que tal, mi Rey.? Como estás ?.
Era la voz de su chica. Su maravillosa Sirena.
Y el pasado fue vencido por la sed de futuro. Y la nostalgia por la promesa de felicidad. La Esperanza, de nuevo, tenía voz de mujer. De mujer real. Y viajó, a la velocidad de la luz, del pasado al futuro.