No se puede visitar Córdoba sin ir al Museo de Julio Romero de Torres, el que pintó a la mujer morena. Yo fui a su museo. Me encantó. Tanto que me prometí a mi mismo volver a visitarlo. Volveré. Mi visita al museo tuvo además el aliciente de contar con un guía de excepción: un ordenanza cordobés apasionado de su paisano el pintor.
Julio Romero de Torres es un pintor conocido en toda España, principalmente por sus retratos femeninos y su pasión por la cultura andaluza -sobre todo cordobesa-. Uno no puede visitar ese museo sin perderse en la mirada de las mujeres que aparecen en sus cuadros.
Romero de Torres era un pintor simbolista y modernista, con un estilo muy personal que combina la tradición artística con el folclore cordobés. El museo que lleva su nombre exhibe su obra y ofrece un apasionante recorrido por su vida y devenir artístico.
Nació en Córdoba el 9 de noviembre de 1874 y murió en la misma ciudad califal el 10 de mayo de 1930. Era hijo de Rafael Romero Barros, pintor y fundador del Museo de Bellas Artes de Córdoba.
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Busto de Rafael Romero Barros, padre de Julio |
Siendo muy joven Julio destacó por su talento artístico, ganando varios concursos. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba, viajando posteriormente a Francia, Países Bajos y Marruecos para ampliar sus estudios. Combinó su oficio de pintor con el de restaurador de obras de arte. Se especializa en el retrato de mujeres y de la vida cotidiana andaluza, utilizando un colorismo intenso.
El museo se encuentra, como no podía ser de otro modo, en el corazón de Córdoba, en la misma ubicación del Museo de Bellas Artes. Fue fundado en 1931, un año después de su muerte, por su viuda e hijos. Remodelado en 1934 cuando se compró la casa contigua, se volvió a remodelar en 1992 para mejorar la iluminación y la seguridad. En el museo se exhiben retratos, carteles, dibujos y publicaciones del artista cordobés, ofreciendo un recorrido por su vida y obra, desde sus orígenes hasta sus obras más legendarias.
Romero de Torres nació en una familia de artistas, lo que lo marcó en su vida. De joven parte de la pintura regionalista para evolucionar hacia la estética de la generación del 98 y del modernismo en boga entonces en toda España. En 1908 crea un estilo personal combinando el sentimiento popular con el folclore. En sus inicios intenta reflejar una España dramática y rural. El pintor destaca también por un dibujo preciso con un colorido equilibrado, azul, verde y sobre todo negro. También pasó a la historia por su temática flamenca y taurina.
El museo es el típico museo de autor que contiene la mayor colección de obras del pintor cordobés y algunos objetos que nos llevan a su perfil más personal. En 1930, en pleno éxito, Julio vuelve a la casa familiar de Córdoba para gestionar su exposición en la Casa de Córdoba en Sevilla con 25 cuadros, lo más representativo de su obra. La sala fue muy visitada y premiada. Su hermano Enrique era entonces director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, haciendo gestiones para trasladar la exposición a la ciudad.
La década de 1930 fue clave para la creación y consolidación del museo cordobés del pintor, inaugurándose en 1931 de forma provisional. En primera instancia se seleccionó el antiguo Hospital de la Caridad, próxima al Museo de Bellas Artes, pero pronto se quedó pequeño; por lo que en 1934 las obras se trasladan al Museo Provincial en la Plaza del Potro. En 1936 se añaden tres nuevas salas a las ya existentes. La colección definitiva del museo se completó con las 25 obras llevadas desde la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. También se llevaron obras y objetos personales del pintor que guardaba en sus talleres de Madrid y Córdoba. Posteriormente se fueron realizando donaciones, compras y depósitos hasta completar la colección que hoy se expone.
Fui al museo a finales de octubre del año pasado en una visita por mi cuenta, sin guía. Qué fortuna tuve cuando, al notar mi pasión por los cuadros, se acercó a mi un ordenanza del museo. Demostró ser muy amable y un experto en la figura y obra del pintor cordobés.
Tengo que reconocer, además, que siendo un edificio tan antiguo se ha hecho un esfuerzo ímprobo para hacerlo accesible a los discapacitados.
Fue un día delicioso, a lo que contribuyó el citado ordenanza, que me ilustró sobre la historia de la Córdoba coetánea a la obra del pintor. Debatimos también (debo decir que escuché más de lo que hablé) sobre La chiquita piconera, el famoso cuadro. Este hombre tan amable me dijo que la leyenda de que la Chiquita piconera era una prostituta es falsa. Era una chica normal en la que se fijó (no es de extrañar) y le pidió que posara para él, no era ni prostituta ni su amante.
Sea como fuere, esta visita supone un hito en mi acercamiento a la Córdoba del primer tercio de siglo, la que pintó el gran Julio Romero de Torres. Su museo es de obligada visita para el que quiera conocer y comprender por qué el pintor era un enamorado de la ciudad califal.
Días después llovió en Córdoba, lo cual es un acontecimiento en si mismo. Me encontré a este mismo ordenanza en otro museo, no sé cual, y le pregunté qué hacía allí.
- Estoy aquí mientras arreglan el museo de Julio Romero, cuyo techo se hundió por las últimas lluvias.
Tengo que reconocer que, como gallego y antiguo trabajador en el Museo de Bellas Artes de La Coruña, esto me sorprendió. Se ve que en Córdoba no suele llover y no están preparados para la lluvia. Espero que ya esté arreglado (tiempo ha habido) y espero volver al mismo en mi próximo traslado a Córdoba. Espero también volver a encontrar a mi colega cordobés para recordar la apasionante historia de Julio Romero de Torres de manos de un experto, que me considere su amigo y poder vivir de nuevo su pasión por el pintor.
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