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La bonita chica pozoalbense posando con simpatía cordobesa |
Llevaba en el CAMF de Pozoblanco casi un mes. Había bajado al centro del pueblo y había recorrido la localidad repetidamente. Me había encontrado con su belleza, la de piedra y la de carne y hueso. Pero no esperaba encontrarme esto.
En plena feria de Pozoblanco, la noche del 28 de septiembre de 2024, el centro organizó una excursión a la misma. Allí la vi. Era joven, delgada, con una sonrisa cautivadora, una sonrisa que me dirigió a mi, una sonrisa que parecía esbozada especialmente para mi. Entonces no pude evitarlo. Entre el ruido de la feria y cruzándome con caballos y sus monturas, no pude dejar de fijar mis ojos sobre ella. No le pregunté su edad, a una mujer nunca se le pregunta, pero estoy seguro de que tenía menos de la mitad que la mía.
Entonces una frase brotó de mis nerviosos labios:
- Guapa, ¿te puedo hacer una foto?
A lo que ella respondió:
- Por supuesto.
Se puso en posición de posar y agudizó su sonrisa (aunque no le hacía falta). Yo creí rozar el cielo en ese momento. El tiempo se paró y la música de la verbena dejó de sonar para mi. En la feria, por un instante, estábamos solos ella y yo.
Solo recordé hacer la foto para inmortalizar el momento. No le pregunté su nombre, no quería saberlo, aunque hoy todavía me acordaría. Solo me fijé en su sonrisa y en su figura estilizada en el ceñido traje de gitanilla.
Como pude, me tranquilicé y conseguí decirle:
- Ya está, guapa. Gracias.
- De nada.
Se dio la vuelta y comenzó a andar. Fijándome de nuevo en su figura mi corazón empezó a galopar. Había caído bajo el hechizo de la cordobesa. Y entonces volví a hablar y le dije:
- ¿Sabes que eres muy guapa?
A lo que ella, dándose la vuelta, me respondió sonriendo de nuevo, con su acento inconfundible:
- Muchas gracias.
Y esta vez se perdió en la noche de Pozoblanco para siempre. Pero no de mi memoria. Conservo ese momento entre mis recuerdos más emocionales. Nunca la olvidaré.
Hubo otras, durante la feria te las puedes encontrar paseando por las calles del pueblo en cualquier momento. Pero ninguna me produjo la sensación deslumbrante que me provocó la chica de la feria de Pozoblanco.
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